Los lìmites
amorosos
y sanos nos muestran un mensaje familiar
de amor y compromiso.
Los padres nos
preguntan sobre ellos, y observamos que
le temen a la palabra lìmite, muchas veces la asocian con
autoritarismo y es muy saludable
explicar su diferencia.
Y que nos dice el
diccionario sobre la palabra lìmite, nos expresa que es una línea imaginaria
que marca un territorio y lo separa de otro.
Nos muestra una demarcación, hasta aquí llegamos. Un espacio que no debe
cruzarse por nuestro bien, por nuestro cuidado y el de otros.
Cuando mamà y papà
ejercen la autoridad de forma amorosa,
la misma le brinda a los niños seguridad. Cuando dicen que no a
algo, y ello ayuda en el crecimiento de
los pequeños y los jòvenes. Desde la
confianza en lo que se entrega dìa a dìa, donde se tiene en cuenta sus necesidades, sus intereses, sus emociones.
Para nosotros lìmite
es cuidado, es ese espacio a salvo que
resguarda, acompaña, protege, dejando
ser, para que el niño pueda lograr esa libertad necesaria siendo guiado desde la consideración y la confianza en sus
capacidades. Dejando que exprese su creatividad, sus gustos, sus preferencias.
Sin cuestionarlo y descalificarlo. Con una escucha atenta a lo que expresa. Amorosos
contienen y son un hermoso mensaje de
miramiento, es un decirle a los hijos: “Acà estoy como adulto protegiéndote.” “Yo
te cuido, soy responsable de vos”.
Està bien que no lo
deje ver la tele por hoy, o que no juegue a la play si no hizo la tarea? Nos
preguntan mamàs y papàs con frecuencia.
Los lìmites ayudan
cuando los podemos sostener, cuando mamà o papà los establecen, poniéndose de
acuerdo con anterioridad y conversando. No nos sirven cuando no los llevan
adelante, ya que no resultan eficaces.
“A Sonia la dejan ir al pijama party, ¿por què no me dejan ir?, le dice Nicole a sus padres”? Cuando los padres
pueden explicarle al niño el motivo de sus elecciones con claridad en cuanto a la crianza, diferenciàndose en ocasiones de otras mamàs y papàs, pudiendo
mostrarles que ellos eligen èsto o aquello, planteando su posición y los motivos de èsta decisión. Aclarando que
si los otros papàs eligen otras cosas, cada uno tiene derecho a
hacerlo, son familias diferentes con costumbres y valores a veces distintos.
Asì pueden dialogar diciendo por ejemplo
: “elegimos que no vayas porque consideramos que todavía no es tiempo de
hacerlo, ya cuando lo decidamos también iràs o invitaràs a tus amigas a
organizarlo aquí, los papàs de Sonia tal vez pìensen distinto a nosotros, nosotros somos tus papàs y no ellos”.
Regular los lìmites ayuda, ni que falten ni que sobren, ya que si faltan es muy perjudicial y que sean
demasiados apabullan, no dan respiro. La justa medida. Mamà y papà
reflexionando juntos, pidiendo ayuda cuando están un poco confusos. Llegando a
acuerdos ambos cuando están frente a los
niños. Evitando mostrar los quiebres en sus elecciones, es preferible
conversarlo juntos antes de hablar con
ellos.
Se necesita firmeza y claridad, “ya llegó la hora de
lavarse los dientes, o de irse a la cama, o de hacer los deberes”, dicho con seguridad, sin gritos, acompaña de
un mejor modo a que los lìmites se
cumplan. Sumado a esto anterior los niños tienen que saber qué cosas pueden hacer, qué cosas no y por
qué, dependiendo de su edad. Hay que lograr que los chicos
experimenten los efectos de su comportamiento y que incorporen las
pautas impuestas. De a poquito tenemos que ayudarlos a que puedan aprender a hacerse
responsables de sus acciones y reconocer que las cosas que hacen tienen un
efecto en las demás personas.
La autoridad se basa en la confianza inspirada al pequeño, recordemos que
si los niños confían, obedecen porque entienden que los padres quieren lo mejor
para ellos. Explicarles, pero no discutir. Los lìmites sanos y amorosos deben
entenderse como una de las maneras de demostrarles amor. Puede que en muchas
ocasiones se enojen frente a un lìmite impuesto, entonces debemos darles la
posibilidad de que expresen su enojo, aùn sabiendo que la pauta se cumplirá igual.
Si les cuesta irse a bañar, dejemos que expresen su molestia un poco, sabiendo que
bañarse se van a tener que bañar igual. A veces se puede negociar:”bañar te
tenès que bañar, podès hacerlo ahora o después de hacer la tarea”. De èsta
forma dentro de un lìmite claro también les estamos dando la posibilidad de
elegir.
También la autoridad se basa en la constancia, en saber hacerse escuchar
y poder escuchar al otro, en poner lìmites flexibles pero seguros.
Quizàs en muchas ocasiones, debemos comenzar con nosotros mismos,
analizando como nos llevamos con las pautas y lìmites que nos tocan en la vida
adulta. Transformar las cuestiones prohibitivas en sugerencias, a veces poder
reforzar lo positivo y no hacer tanto enfàsis en la prohibición. Por ejemplo en
vez de “no te subas a la cama con zapatos” podemos decir: “me parece que es mejor subir a
la cama sin zapatitos, ya que podès estar màs cómodo y no se ensucia el
acolchado”. Utilicemos el humor, el juego “ hagamos una carrerita al baño a ver
quien llega primero”, o “ querès ir al baño y jugamos al spa del baño con
burbujas?”, “ què lindo es darse una ducha y refrescarse, hace tanto calor”.“Un
buen bañito relajante le hace bien al estudiante.”
Sabemos que no es fácil, pero tampoco imposible, y nuestros hijos se
merecen el esfuerzo, conversemos con ellos.
*Material de “Cuidar a nuestros
niños”, libro de próxima apariciòn, de las Lic. A. Ossani y Lic. L. Calvo, copyrigth © 2012.