lunes, 22 de octubre de 2012

LOS LÌMITES EN EL CRECIMIENTO DE NUESTROS HIJOS


Los lìmites  amorosos y sanos  nos muestran un mensaje familiar de amor y  compromiso.


Los padres nos preguntan sobre ellos, y observamos  que le  temen  a la palabra lìmite, muchas veces la  asocian con  autoritarismo y es muy  saludable explicar su diferencia.

Y que nos dice el diccionario sobre la palabra lìmite, nos expresa que es una línea imaginaria que  marca un territorio y lo separa de otro. Nos muestra una demarcación, hasta aquí llegamos. Un espacio que no debe cruzarse por nuestro bien, por nuestro cuidado y el de otros.

Cuando mamà y papà ejercen  la autoridad de forma amorosa, la misma le  brinda  a los niños seguridad. Cuando dicen que no a algo, y ello  ayuda en el crecimiento de los pequeños y los jòvenes. Desde la  confianza  en  lo que se  entrega  dìa a dìa, donde se tiene en cuenta    sus necesidades, sus intereses,  sus emociones.

Para nosotros lìmite es cuidado, es ese espacio  a salvo que resguarda,  acompaña, protege, dejando ser, para que el niño pueda lograr esa libertad necesaria siendo guiado desde  la consideración y la confianza en sus capacidades. Dejando que exprese su creatividad, sus gustos, sus preferencias. Sin cuestionarlo y descalificarlo. Con una escucha atenta a lo que expresa. Amorosos contienen y  son un hermoso mensaje de miramiento, es un decirle a los hijos: “Acà estoy como adulto protegiéndote.” “Yo te cuido, soy responsable de vos”.

Està bien que no lo deje ver la tele por hoy, o que no juegue a la play si no hizo la tarea? Nos preguntan mamàs y papàs con frecuencia.

Los lìmites ayudan cuando los podemos sostener, cuando mamà o papà los establecen, poniéndose de acuerdo con anterioridad y conversando. No nos sirven cuando no los llevan adelante, ya que no resultan eficaces.

“A  Sonia la dejan ir al pijama party,  ¿por què no me dejan ir?, le dice  Nicole a sus padres”? Cuando los padres pueden explicarle al niño el motivo de sus elecciones con claridad  en cuanto a la crianza, diferenciàndose  en ocasiones de otras mamàs y papàs, pudiendo mostrarles que ellos eligen èsto o aquello, planteando su posición  y los motivos de èsta decisión. Aclarando que si  los otros papàs  eligen otras cosas, cada uno tiene derecho a hacerlo, son familias diferentes con costumbres y valores a veces distintos. Asì  pueden dialogar diciendo por ejemplo : “elegimos que no vayas porque consideramos que todavía no es tiempo de hacerlo, ya cuando lo decidamos también iràs o invitaràs a tus amigas a organizarlo aquí, los papàs de Sonia tal vez pìensen distinto a nosotros,  nosotros somos tus papàs y no ellos”.

Regular los lìmites  ayuda, ni que falten ni que sobren,  ya que si faltan es muy perjudicial y que sean demasiados apabullan, no dan respiro. La justa medida. Mamà y papà reflexionando juntos, pidiendo ayuda cuando están un poco confusos. Llegando a acuerdos ambos cuando están  frente a los niños. Evitando mostrar los quiebres en sus elecciones, es preferible conversarlo  juntos antes de hablar con ellos.

Se necesita   firmeza y claridad, “ya llegó la hora de lavarse los dientes, o de irse a la cama, o de hacer los deberes”,  dicho con seguridad, sin gritos, acompaña de un mejor modo a que los lìmites  se cumplan. Sumado a esto anterior los niños tienen que saber qué cosas pueden hacer, qué cosas no y por qué, dependiendo de su edad. Hay que lograr que los chicos  experimenten los efectos de su comportamiento y que incorporen las pautas impuestas. De a poquito tenemos que ayudarlos a que puedan aprender a hacerse responsables de sus acciones y reconocer que las cosas que hacen tienen un efecto en las demás personas.

La autoridad se basa en la confianza inspirada al pequeño, recordemos que si los niños confían, obedecen porque entienden que los padres quieren lo mejor para ellos. Explicarles, pero no discutir. Los lìmites sanos y amorosos deben entenderse como una de las maneras de demostrarles amor. Puede que en muchas ocasiones se enojen frente a un lìmite impuesto, entonces debemos darles la posibilidad de que expresen su enojo, aùn sabiendo que la pauta se cumplirá igual. Si les cuesta irse a bañar, dejemos que expresen su molestia un poco, sabiendo que bañarse se van a tener que bañar igual. A veces se puede negociar:”bañar te tenès que bañar, podès hacerlo ahora o después de hacer la tarea”. De èsta forma dentro de un lìmite claro también les estamos dando la posibilidad de elegir.

También la autoridad se basa en la constancia, en saber hacerse escuchar y poder escuchar al otro, en poner lìmites flexibles pero seguros.

Quizàs en muchas ocasiones, debemos comenzar con nosotros mismos, analizando como nos llevamos con las pautas y lìmites que nos tocan en la vida adulta. Transformar las cuestiones prohibitivas en sugerencias, a veces poder reforzar lo positivo y no hacer tanto enfàsis en la prohibición. Por ejemplo en vez de “no te subas a la cama con zapatos”  podemos decir: “me parece que es mejor subir a la cama sin zapatitos, ya que podès estar màs cómodo y no se ensucia el acolchado”. Utilicemos el humor, el juego “ hagamos una carrerita al baño a ver quien llega primero”, o “ querès ir al baño y jugamos al spa del baño con burbujas?”, “ què lindo es darse una ducha y refrescarse, hace tanto calor”.“Un buen bañito relajante le hace bien al estudiante.”

Sabemos que no es fácil, pero tampoco imposible, y nuestros hijos se merecen el esfuerzo, conversemos con ellos.


*Material de “Cuidar a nuestros niños”, libro de próxima apariciòn, de las  Lic. A. Ossani y Lic. L. Calvo, copyrigth © 2012.