Promoción y Recuperación de la calidad de vida de los Profesionales. Grupos PYR

 

Lic. Liliana Calvo y Lic. Anabella Ossani

Ponencia presentada en las Jornadas de Estress Trauma Y Catàstrofes, organizadas por IETBA, instituto de Estress y Trauma de Buenos Aires, en  Abril del año 2006. 

Auspiciado por la  Asosciaciòn Argentina de Salud Mental, APSA, Sociedad Española de Estres Traumàtico, Asociaciòn Mèdica Argentina, Asociaciones Argentinas de Terapia Ocupacional y Musicoterapia.

Los Conceptos sobre la salud fueron modificándose a lo largo de la historia de la humanidad.

Así los griegos ponían el acento en la necesaria  armonía del espíritu y del cuerpo, y los cuidados sociales de la salud se realizaban de dos modos distintos y a su vez se complementaban. La curación y la prevención de la salud. Las dos están  presentes en el Corpus Hipocrático.

En épocas antiguas, Hipócrates y Galeno, ambos médicos,  dieron aportes decisivos en los conocimientos biológicos.

Descartes que propone la distinción entre cuerpo y mente, le impone un cambio radical al modo de encarar la salud. En  diferencia a lo que sucedía anteriormente cuando se entendía que la interacción entre cuerpo y alma era vital para sentirse saludable y se le daba importancia al contexto social donde estaba inserto la persona.

Desde una concepción mecanicista se asemejó el funcionamiento del cuerpo humano con el mecanismo de un reloj. Lejos está de ser posible dicha equiparación, pues si una pieza de un reloj se rompe todo el mecanismo  detiene su funcionamiento.

Estás ideas reduccionistas, apoyadas en el paradigma hegemónico, respecto a conceptos del organismo y de la salud ven así a la misma sólo como ausencia de enfermedad.

Las personas atraviesan a lo largo de su vida por distintos estados de salud. A veces su salud empeora y  va a niveles más bajos y en otras  la persona mejora y se siente más plena.

Podemos a partir de ello comenzar a pensar que existen modos de elevar el nivel de la salud en las personas y en las comunidades. Aparece así otro criterio que imprime un cambio radical,  y es el de la promoción de la salud.

El cual apoyado en el paradigma holista, es decir de evolución nos refiere a una cosmovisión que implica tener en cuenta la integración de lo físico, lo psíquico y lo social como componentes esenciales del bienestar humano.

La carta de Ottawa que  surge de una de las Primeras Conferencias Internacionales sobre Promoción de la Salud fue  realizada en noviembre del año 1986 .   Allí se toman en cuenta los conceptos surgidos en la Declaración de Alma Atta sobre la Atención Primaria de la Salud y del documento  sobre “Los objetivos de la “Salud para Todos” de la Organización Mundial de la Salud.

De ese documento surge que “La salud se crea y se vive en el marco de la vida cotidiana, en los centros de enseñanza,  en los lugares de trabajo y de recreo. Que la misma es el resultado de los cuidados que uno se dispensa  a sí  mismo y a los demás. Que incluye la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia y de asegurar que la sociedad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen  estado de salud”.(1)

La promoción de la salud consiste en proporcionar a las personas y a las  comunidades los medios necesarios para aumentar su salud y a su vez tender a practicar una verificación adecuada sobre la misma.

 

“ Para alcanzar ese estado adecuado de bienestar físico, mental y social la persona o  el grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente”.  “La salud es entendida así como la fuente de riqueza de la vida cotidiana”.(2)

 

 Desde una concepción holista e integral se le coloca el  acento a  los recursos personales, en los recursos  sociales , en  las aptitudes , en  las capacidades de las personas y también de las sociedades.

 El concepto de salud entendido como  bienestar transciende la idea de modos de vida sanos y  así  cuando se menciona la promoción de la salud se resalta la importancia de incluir a la educación, a la adecuada alimentación,  a la necesidad de contar con una  vivienda,  que exista un ecosistema estable y aparece también el concepto de la equidad social.

 

 “Una buena salud es el mejor recurso para el progreso personal, económico y social y una dimensión importante de la calidad de la vida de las personas”.(3)

 

Al hablar de  promoción de la salud lo relacionamos con  un  proceso. Durante dicho  proceso se ponen en movimiento los aspectos saludables del ser humano  y cada una de las personas son  posibles agentes de salud  de sí mismos y de su entorno.

“ El pensamiento de sistemas es un pensamiento de proceso y por consiguiente, el pensamiento integral concibe la salud desde un punto de vista de un proceso continuo”. (4)


 Los diversos factores económicos, sociales, culturales, del medio ambiente,  tienen una enorme influencia tanto a favor o en desmedro de la salud.  El objetivo de la promoción de la  salud es hacer que las condiciones de vida sean favorables para el desarrollo de la misma.


El cambio en las formas y modos de vida de nuestras sociedades, las distintas modalidades de organización del trabajo y como se encara el tiempo libre de las personas repercute en forma muy significativa en la salud de las mismas.

Los tiempos del trabajo y los del  ocio deben promover la salud de las personas, para que las actividades que de ellos surjan sean un “estímulo, una  motivación y  una gratificación para las mismas”.

“El modo en que la sociedad organiza el trabajo debe de contribuir a la creación de una sociedad saludable”.(5)

 

Todos estos conceptos surgidos de dicha Conferencia Internacional nos llevan a propiciar nuevas modalidades de vida en la población en el cual surjan espacios promotores de lo “saludable” en cada ser humano.

Los espacios de participación  disponibles de la comunidad tienen que ser generadores de la promoción de la salud de los ciudadanos.

 

Los Centros de Salud,  los Hospitales,  las Instituciones educativas, los  Organismos no Gubernamentales que atienden adecuadamente  la enfermedad de las personas es necesario que brinden  atención a éstos conceptos y desarrollen  también  propuestas que colaboren en beneficio del “ prevenir” y del “promocionar” para que se eviten en lo posible, la aparición de  las patologías”.

 Es decir espacios de educación y promoción  sanitaria.

A sí las propuestas de talleres y grupos de promoción de la salud pueden ser un aporte para que a partir del  encuentro con otras personas se creen lazos y vínculos que atemperen la soledad y el aislamiento que en ocasiones se produce en las personas y en las comunidades.

 De ese modo en ellos  se promueve la trasmisión  de nociones de cuidado personal, se enseñan conceptos que ayudan al fortalecimiento de la autoestima,  de la capacidad resiliente , de  la adecuada comunicación entre las personas,  y otros orientados a fortificar y robustecer  lo  afectivo-relacional  en el núcleo familiar.

 

Los equipos transdisciplinarios tienen que estar integrados por  profesionales de diversas disciplinas, médicos, enfermeros, fonoaudiólogos  psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales, trabajadores corporales, etc.

En estos equipos  se necesita que los profesionales desarrollen su trabajo en forma integrada, con un enfoque multidisciplinario y holista, donde cada área científica sea un complemento, y así se le dé la misma importancia a los aspectos físicos, a los psíquicos, a los sociales y al trabajo corporal.

De este modo cada área podrá implementar su accionar y compartirá con las restantes sus aportes respecto de la persona, pareja o familia que se atienda.

El tiempo del encuentro para compartir dichos pareceres profesionales  es de vital importancia y muchas veces enriquece el futuro modo de operar. Nos referimos a los conocidos ateneos o coloquios científicos. Los cuales tienen que implementarse y sistematizarse dentro del cronograma de tareas compartidas.

 

Creación de los Grupos de  Promoción y Recuperación de la Calidad de Vida Profesional:

Los profesionales de la salud necesitan contar con sus propios espacios de cuidado de su persona.

 Los mismos están a cargo de otros profesionales que se han especializado en ello, así se tratará de evitar el burn out, el desgaste profesional y sus graves consecuencias.

 De este modo al crearse éstos grupos dentro de las instituciones se promueve y se recupera la calidad de vida de los operadores sociales y de la salud.

Hemos denominado a estos grupos  de promoción y recuperación de la calidad de vida de las personas y de los profesionales, Grupos PYR¨? (6)

Los Grupos PYR consisten en la reunión grupal de los trabajadores donde se pone el foco en la recuperación y en la  de  promoción de la calidad de vida profesional de los mismos.

Las reuniones se realizan en los ámbitos laborales y se desarrollan con modalidad de taller de reflexión y de vivencia realizados con  un enfoque holista .
 La frecuencia de los encuentros es mensual con una duración de dos horas y media cada uno y con un mínimo de ocho participantes.

 En los cuales a través de la experiencia los participantes tienen la posibilidad de descubrir  sus necesidades, aspiraciones y motivaciones laborales. Se les propone reflexionar para ver el modo en que  logran o no la satisfacción de las mismas.

En los encuentros se realizan experiencias que puedan servirles de soporte en la tarea cotidiana para que se “ den cuenta”  y rescaten sus  capacidades y logros profesionales.

 Se desarrollan los factores que tienen que ver con la autoestima y con la capacidad resiliente de cada uno. También se les propone analizar su lugar en el espacio laboral para que a partir de reconocer cual es su puesto de trabajo dentro del organigrama institucional, definan las  tareas  y  funciones  que tienen a su cargo para optimizarlas.

Este análisis de la tarea hace posible el darse cuenta sobre si existen en ellos sentimientos de realización y de crecimiento profesional. Logran delegar en otras personas responsabilidades, cuando corresponde hacerlo y utilizar a pleno sus habilidades y recursos personales en el ámbito laboral.

 La actividad también se orienta a promover un desarrollo más eficiente de la tarea y a prevenir el desgaste profesional, conocido como Burn Out .

El Burn out es un síndrome que está relacionado con el desgaste físico, mental y emocional que afecta tanto a los profesionales de la salud como a toda persona que trabaja en contacto directo con otras personas. Se conoce en forma frecuente como “estar quemado”, agotado, desgastado, exhausto”. Es una posición de riesgo laboral que afecta a varias profesiones orientadas al trabajo con las personas en diversas áreas.

Esta situación que  afecta  al profesional  tiene también  consecuencias en las instituciones y en la calidad de atención que se brinda en las mismas. En ocasiones a partir de este desgaste el personal trabaja mucho más y hay menos logros en su desempeño.

También  éstas dificultades se expresan con ausencias reiteradas o deseos de no concurrir al trabajo. Y se manifiestan  también con llegadas tarde; con  escasa creatividad para resolver los problemas que surgen

Al realizar las actividades en forma grupal los participantes pueden descubrir la forma en que se vinculan con los compañeros de tareas, con los superiores, como se comunican con ellos, que obstáculos encuentran en las tareas compartidas. 

De este modo las relaciones con otros profesionales pueden flexibilizarse, se humanizan y se enriquece la participación en los  equipos.  Hasta se evitan los conflictos que muchas veces se originan en los mismos por malos entendidos o problemas en la comunicación o por  desconocimiento de la tarea profesional de cada uno.  “En otros casos al presentarse los problemas los mismos se superan y resuelven de un modo más saludable”.

La evolución social,  los avances en la tecnología,  hacen que se nos presenten muchas veces  más facilidades y también nuevas dificultades y obstáculos que se hacen claros en el desempeño diario.

Un concepto integral de la salud nos lleva a considerar una  posible reestructuración de los organismos e instituciones sociales que aún desarrollan sus acciones desde un antiguo paradigma.

Desde una visión holista y ecologista de la salud la atención y la asistencia sanitaria requieren de      una transformación que tome en cuenta también la interrelación de las personas con su contexto social y con su ecosistema universal.

Sugerencias bibliográficas

www.ops.com

Calvo Liliana, Resiliencia, Autoestima y Promoción Social Artículo publicado por la Red Social Iberoamericana. Trabajo Social Autónomo.

Calvo Liliana, Autoestima del Trabajador Social.  

Calvo liliana Socioterapia y Trabajo en Red Artículo publicado en la Revista Margen 

Chadi, Redes Sociales en el Trabajo Social. Edit Espacio.

Reynoso y Calvo,Trabajo Social y Enfoque Gestáltico.Editado por Espacio editorial

(1,2,3,5) OMS, Ministerio de Salud de la Argentina.

(4) Fritjof Capra El punto crucial, Edit Estaciones

(6)  estos grupos tienen como antecesores a los Grupos de Autoestima Profesional realizados por la Lic Liliana Calvo en diversas Instituciones. Consejo Profesional de Graduados en Servicio Social y Trabajo Social. La Mutual Amugenal y la AGBA.

 https://www.intramed.net/content/39495


Liliana Calvo

Lic. En Servicio Social.

Especializada en Psicologìa Gestalt y Mediaciòn Familiar.

Fundadora y Directora del Grupo ConVivir donde se brinda atención psico-social a niños, adolescentes y a adultos , a parejas y a familias.

Co-autora del libro Trabajo Social y Enfoque Gestáltico. Edit Espacio

Creadora junto a la Lic. Anabella Ossani de los Grupos PYR de Promoción y Recuperación de la Calidad de Vida Profesional

Lic. Anabella Ossani

Psicòloga clìnica con experiencia en diferentes servicios mèdicos, como psicòloga, del  Hospital Durand y en el Servicio de Hematologìa del Hospital Churruca Visca, con pacientes oncològicos.

Coordinadora del Àrea Psicoterapèutica del Centro Grupo ConVivir

Creadora junto a la Lic. Liliana Calvo de los Grupos PYR de Promoción y Recuperación de la Calidad de Vida Profesional


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Revista ConViviendo: El Trabajo Social Clìnico, por Francisco Gómez y Gómez E.U.T.S. de la Universidad Complutense de Madrid


Mi agradecimiento al estimado colega Francisco Gomez Gomez por compartir su valioso artìculo, para ser publicado en el Blog y en la Revista ConViviendo. Lic. Liliana Calvo

En el deseo de ser gigantes reside vuestra bondad, y ese deseo se encuentra en todo vuestro ser.

Más en algunos tal deseo es un torrente que se precipita turbulento hacia el mar, arrastrando consigo los secretos de las colinas y el canto de los bosques. Otros son como el riachuelo manso que se pierde en ángulos y curvas y que se agota antes de alcanzar el mar.

Pero no permitáis que quien mucho ansía diga a quien poco anhela: “¿Porqué eres tan lento y parado?”.

Porque quien es verdaderamente bueno no pregunta a quien está desnudo: ”¿Donde están tus ropas?”, ni a quien no tiene techo: “¿Qué ocurrió con tu casa?”. (G. Jalil Gibrán. El Profeta).


La presente comunicación pretende recoger las reflexiones que, a través del ejercicio de mi docencia en la E.U. de Trabajo Social de La U.C.M., donde imparto desde hace más de una década las prácticas del trabajo social, he contrastado con compañeros y alumnos sobre la necesidad que existe socialmente, de contar con unos trabajadores sociales mejor formados, que fueran capaces de atender los problemas individuales, familiares y grupales tanto a nivel preventivo como terapéutico.

Ya hace cinco años que pusimos en marcha el Curso de: “Experto en Modelo Sistémico- Relacional en Tratamiento Social: Contextos preventivos y terapéuticos”, como Título Propio de la Universidad Complutense de Madrid, para intentar contribuir a paliar dicha necesidad, y mi experiencia desde su coordinación es que los trabajadores sociales y los demás profesionales que lo han realizado (psicólogos, pedagogos, sociólogos, abogados, diplomados en enfermería, etc.) no sólo se sienten entusiasmados con los conocimientos que adquieren, sino que solicitan más formación para poder incorporar lo que aprenden en sus campos de intervención. Manifiestan que aumenta su credibilidad en lo que hacen y que se ilusionan al ver la evolución y mejora de sus clientes.

Si consultamos las normas que estableció, en 1.984, la N.A.S.S.W. (National Association Social Worker) para el ejercicio de la práctica del trabajador social clínico podemos observar que dicho código se parece, según mi criterio, a lo que en nuestro entorno viene ocurriendo ya con un buen número de trabajadores sociales, que cada vez van adquiriendo una mayor y mejor formación para poder ejercer como terapeutas con las familias que les demandan ayuda.

Un ejemplo que pone de manifiesto que en nuestro país va aumentando el número de trabajadores sociales, con una mayor formación de postgrado es que en el directorio de socios de

la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar de 1.996, ya existían más de 120 socios trabajadores sociales de un total de 882 socios. Es fácil suponer que dicho número haya seguido aumentando y que otras Federaciones o Asociaciones también contarán entre sus socios con trabajadores sociales, que se asocian después de adquirir una formación previa y que es uno de los requisitos establecidos para ser admitidos en ellas.

Gordon Hamilton mantenía allá por 1.967 que el trabajador social tenía que prepararse para administrar psicoterapia1 porque cuando alguien toma conciencia de su problema y quiere ser tratado no importa que dicho tratamiento sea considerado como parte del trabajo social o como terapia o psicoterapia. Lo importante es la demanda y que el tratamiento sea administrado por un profesional con una formación previa y reconocida.


El trabajador social que esté interesado en la práctica de la psicoterapia “debe estar emocionalmente dispuesto a aprender sobre sí mismo y sobre los demás, por lo que es conveniente el propio análisis, si fuera posible, y un periodo de adiestramiento en el que se trate un buen número de casos bajo la estrecha supervisión de un profesional, y posteriormente con consultas”.


La N.A.S.W.2 define al trabajador social clínico como aquel que está, por formación y experiencia, profesionalmente cualificado a un nivel de práctica autónoma, para proveer servicios directos de diagnóstico, preventivos y de tratamiento a individuos, familias o grupos cuyo funcionamiento está amenazado o afectado por stress social o psicológico o por deterioro de salud. Por tanto, como profesional de la atención de la salud3 que es, va a proporcionar apoyo a individuos y familias, y este apoyo es el que puede incluir a la psicoterapia.

Mi formación de màs de ocho años en el modelo sistémico-relacional, y mi experiencia de intervención en familias, en el Gabinete de Orientación Familiar del Centro Sociocultural “Mariano Muñoz” del barrio de Orcasitas de Madrid, me han demostrado que el trabajador social puede capacitarse para realizar intervenciones preventivas y terapéuticas, tanto a nivel individual como familiar y grupal.

El Trabajo Social Clínico tiene que ser, a mi juicio, una especialización del Trabajo Social. No cabe duda que lo que capacita a cada uno para el ejercicio de una profesión es el título que está legalmente establecido, pero también es cierto que después cada uno adquiere la cualificación que más le gusta; la cual le proporciona las habilidades adecuadas para ayudar a las personas que requieran sus servicios, dentro del ejercicio de su profesión.

Este campo de práctica puede ser encuadrado dentro del Área Temática: “La formación para la autoocupación” de este Tercer Congreso Estatal de Escuelas Universitarias de Trabajo Social, pues es la práctica privada la que menos se ha desarrollado en nuestro país y por eso es pertinente avanzar en la exploración de nuevos yacimientos de empleo.

El hombre es un ser bio-psico-social y es desde esa unidad desde donde cabe intervenir para ayudarle de una forma eficiente, no desde la parcelación de su ser. Recuerdo, con cariño, a aquélla madre -Agustina-, cuando nos agradecía, con las tartas que hacía tras un curso de hostelería, el que le hubiéramos ayudado a ella y a su hijo -Antonio- de 20 años a salir de la situación en que se hallaban cuando recurrieron a nosotros, porque el médico de zona les aconsejó que así lo hicieran. Tras entrar en contacto con dicho profesional nos manifestó que creía que no era suficiente con la medicación para que el chico superara el estado en que se encontraba: a veces se sentía tan decaído que no se levantaba de la cama en todo el día y otras permanecía en ella más de un día.

En la primera entrevista, llegó Agustina con su marido -Bernabé-, tras haber sido citados previamente todos los miembros de la familia, llorando y diciéndonos que les teníamos que acompañar a su casa, que estaba allí al lado, para que viéramos cómo su hijo no quería levantarse de la cama para venir a consulta. La convencimos de que ella, con la ayuda de su marido, era capaz de ir y hacer que les acompañara, que no sería necesario que hablara, si no quería, pero que escucharnos le ayudaría a no sentirse amenazado y convencerse que queríamos ayudarle en lo que nosotros pudiéramos y él necesitara. Los padres se fueron y volvieron con él y tras unos meses de tratamiento reinició sus estudios, encontró novia y no volvió a necesitar medicación, ni a meterse en la cama, cuando la situación le desbordaba y no podía controlarla. Ya no tenía que justificar que lo que le ocurría, cuando se acostaba, era algo interno que le sucedía en la cabeza y era superior a sus fuerzas

La madre que siempre había sido la cuidadora de sus hermanas, de su madre, tuvo que acostumbrarse a ser más cuidadora de ella y de su marido, sólo que un poco más desde la salud y no tanto desde la enfermedad. Dedicó su tiempo libre a realizar un curso de repostería donde aprendió a hacer unas tartas en las que ponía su tiempo, sus habilidades y su corazón, por eso estaban buenísimas. Nos decía uno de los últimos dias: “….ahora encuentro el sentido de mi vida en las pequeñas cosas que hago… en bordar una mantelería para una sobrina que va a casarse… en ir con mi marido al pueblo algún fin de semana…..”.

En cuanto el médico le retiró a Antonio la medicación nos llamó y nos dijo lo bien que había evolucionado el caso, comentamos cómo: “no hay enfermedades sino enfermos” y quedamos abiertos a nuevas colaboraciones para ayudar a los pacientes que lo necesitaran. El enfoque clínico parte de la realidad vivida por un sujeto determinado y no de una generalización,

basada en categorías de análisis que se consideran objetivas, como afirma Carlos Eroles4. Muchas veces establecer fronteras entre la atención sanitaria y la atención social es no tener en cuenta las necesidades de la gente que requiere que ambos sistemas de atención trabajen estrechamente juntos5.

Los trabajadores sociales tienen mucho que ofrecer y que aportar a nuestra sociedad, suponen unos recursos humanos que además de abundantes pueden ser aprovechados de una manera más eficiente si comienzan a dirigir sus esfuerzos, desarrollando habilidades, no sólo a aplicar los recursos sociales, lo cual es muy importante, sino también a desarrollar y fortalecer los propios recursos de los usuarios de los servicios sociales, potenciar su yo, pues con ello aumentará su autoestima y podrán hacer un mejor uso de sus habilidades para solucionar sus problemas. Hartland reconoció que: “los pacientes en terapia no están dispuestos a abandonar sus síntomas hasta que no se sienten lo suficientemente fuertes para seguir adelante sin ellos”6. En este sentido Erickson planteó que: “la mente contiene todos los recursos que un individuo dado necesita para resolver sus problemas, por ello el terapeuta debe ser capaz de ayudar a sus pacientes a activar los propios recursos naturales internos”7.

Otro caso en el que intervinimos de forma más breve que en el que hemos comentado anteriormente, nos llegó derivado de la escuela, porque Juan, de 9 años, presentaba conductas inadaptativas en el aula. Cuando recibimos a la familia vinieron los Padres: Juan de 56 años, productor de televisión, Ana de 38 años, dedicada a su casa, y dos hermanas de 14 y de 10 años, Ana y Almudena, que no presentaban problemas.

Citamos a la familia por teléfono y la madre nos contó que estaba muy asustada con su hijo Juan porque cuando decía: “que me da eso”, hablaba de morirse…. de tirarse por la ventana... Nos preguntó si debían venir con el niño, a lo que le contestamos que si no venían con él para que le viéramos creíamos que poco podríamos hacer.

Cuando entraron en la consulta, sentaron al niño en medio de los padres. Al rastrear el problemas que cada uno tenía en su familia nos dimos cuenta que la pareja se comunicaba en torno al problema del hijo. Nos contaron que el problema apareció hacía un año cuando Juan iba a hacer la primera comunión junto con su hermana Almudena y al ir a catequesis comenzó a darle miedo la muerte, nos afirmaron que ellos creían que quizás el miedo se debía a que en la catequesis se hablaba de ella. Y que por eso no hizo la comunión con su hermana.

Nos dimos cuenta que el padre no era creyente, mientras que la madre sí lo era. Sacamos al niño de la parentalización en que se encontraba. El niño colaboró en todo momento con nosotros y el temor que mostraba al principio se le fue olvidando después. Trabajamos unas


sesiones más para que se pusieran de acuerdo entre ellos sobre cómo no fijar la atención sobre el niño. El miedo a la muerte que tenia el padre fue también comentado y les ayudamos a contestar a lo que les preguntara su hijo sobre dicho tema, haciendo así que dejara de ser un tema tabú en la familia.

En la última sesión donde les dimos el alta, trabajamos reforzando sus recursos para saber cómo hacer frente a ese problema u otros que apareciesen en el futuro. Quedamos a su disposición por si nos necesitaban en alguna otra ocasión. Ana la madre nos decía: “Hemos visto la necesidad de encontrarnos nuevamente como pareja, ahora que los hijos van creciendo”. “Ahora vamos a salir nosotros solos una vez a la semana, pues nuestros hijos tienen, también, que ver cómo tenemos nuestro espacio distinto al de ellos, que se quedan en casa”.

Estoy totalmente de acuerdo con Cloé Madanes cuando afirma que la terapia se dirige a organizar la familia como una red de ayuda mutua, a enseñar terapia como una forma de arte y a incorporar moralidad y espiritualidad. La espiritualidad incluye un cierto sentido del humor que nos ayude a reírnos de nuestra precaria situación en este mundo. Uno de los propósitos de toda terapia debe ser el de ayudar a la gente a hacer cosas que les creen buenos recuerdos para poderlos recordar, entre ellos, muchos años después8.

Todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para contribuir a cambiar el perfil del trabajo social. Tenemos que colaborar para hacer que las representaciones sociales existentes incluyan al trabajador social como un profesional que cree en las personas a las que presta sus servicios, que les escucha y les comprende, que les da nuevas esperanzas de cambio, que les ayuda a ser más amables y solidarios con los otros miembros de su familia, en definitiva que les enseña a relativizar la vida, a ser más comprensivos y condescendientes con ellos mismos y con los demás.

Por último, para acabar esta comunicación, quiero hacerlo con la cita de un pensamiento de Anthony de Mello que creo que refleja bastante bien hacia donde puede virar el trabajo social con el enfoque clínico:


Dijo un día el Maestro: “No estaréis preparados para ‘combatir’ el mal mientras no seáis capaces de ver el bien que produce”.

Aquello supuso para los discípulos una enorme confusión que el Maestro no intentó siquiera disipar.

Al día siguiente les enseñó una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel de estraza hallado en el campo de concentración de Ravensburg: “Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese


sufrimiento: la camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar.

Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón”.

 

1 Para una información más amplia puede consultarse su libro: “Psicoterapia y Orientación infantil. Hormé S.A.E. Buenos Aires. 1.967” en el que dedica el último capitulo (XII) a la preparación del asistente social para administrar psicoterapia.

2 Cit por Ituarte Tellaeche, A.: Procedimiento y Proceso en Trabajo Social Clínico. Siglo XXI. Madrid. 1.992. Pág. 5.

3 Marzillier, J.S. y Hall, J.: ¿Qué es la Psicología Clínica?. Promolibro. Valencia. 1.997. Pág. 14.

 4 Eroles, C.: Familia y Trabajo Social. Espacio Editorial. Buenos Aires. 1998. Pág. 23.

5 Marzillier, J.S. y Hall, J.: Id. Pág. 338.

6 Cit. Por Hawkins, P.J.: Introduccion a la Hipnosis Clínica. Una perspectiva humanista. Promolibro. Valencia. 1.998. Pág. 53.

7 Id.

 8 Cloé Madanes: Historias de Psicoterapia, en Nardone, G. y Watzlawick, P.: Terapia breve: filosofía y arte. Herder. Barcelona. 1.999. Págs. 201-224.